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11,40 €No ha sido una caracter¡stica frecuente el introducir la ética como materia concreta en los planes de estudio de las diferentes titulaciones pedagógicas. Si se analizan con detenimiento los programas de las múltiples y variadas disciplinas que han ido conformando tales planes, la ética apenas ha tenido el reconocimiento que se merece, salvo en la fórmula de tema y casi de relleno en aquellos programas que entendieron su pertenencia en la formación de los estudiantes. Buena parte de esta situación se debe a que la cuestión de la ética era un territorio abordado casi con exclusividad en la geograf¡a filosófica. En coherencia con esta situación y, no en menor medida, debido a que era interpretada como materia fundamentante de los conocimientos pedagógicos que se articulan en las diferentes materias pedagógicas esa asociación casi exclusiva de la ética a la teor¡a de la educación la colocaba en un lugar secundario, recreándose y formulándose desde posiciones universalistas y generalistas acorde a las teor¡as prescriptivas, imperativas y esencialistas dominantes en el campo de la ética. Si bien estas visiones